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El Rincón

El AVE, un transporte para la élite; el autobús, remedio de clases populares

El tren de alta velocidad trae a Zaragoza el desequilibrio de clases a la hora de viajar


Hilera de autobuses estacionados en la calle Hernán Cortés, exterior de Agreda

 

“Hoy no hace frío, pero el día que sopla el cierzo es horrible. Todos los inviernos pesco unos catarros de miedo”, se queja Carlos, estudiante de Ingenieria Agrícola en Huesca, un joven que  todas las mañanas coge el autobús con destino a la capital oscense en la calle Hernán Cortés. Las vendedoras de billetes le explican, una y otra vez, que es por problemas de espacio en cocheras por lo que salen desde la calle. Hoy son las 11 de la mañana, cocheras está vacío y, sin embargo, hay tres autocares que esperan en el exterior entorpeciendo la circulación.

  

 La llegada del tren de alta velocidad (AVE) a Zaragoza ha provocado que las diferencias socioeconómicas del usuario, tanto de la  estación ferroviaria de Delicias como de la estación de autocares de Agreda, se agranden cada vez más. Los precios de los billetes de tren en comparación con los de autobús han determinado que se puedan establecer dos tipos de cliente muy diferenciados entre una estación y otra.

  

En Delicias observamos gente pudiente, y hombres de negocios cuyas empresas velan por sus gastos; en Agreda predominan inmigrantes, universitarios y personas mayores con pocos recursos.

Carlos es uno más de los muchos estudiantes que no puede disfrutar de las ventajas que ofrece el AVE, ni de  la comodidad de su nueva estación, porque gobierno y RENFE no llegan a un acuerdo para una bajada de los precios. “No hay ningún interés para que mucha más gente, y no sólo gente con dinero, pueda ir en el AVE”, aclara Carlos.



   La estación del AVE Delicias, un referente de la arquitectura moderna en Zaragoza

Zaragoza es una ciudad de contrastes: cuenta con una estación nueva, inaugurada el 10 de octubre de 2003, ganadora del premio Watford, uno de los más  prestigiosos en arquitectura ferroviaria.

  

Por otro lado, tiene siete estaciones de autobuses diseminadas por todo el centro urbano; allá donde vayas, primero te has de informar a cual de ellas acudir. La mayor parte de ellas en un estado de deterioro lamentable.

  

 La de Agreda es la que más usuarios recibe a lo largo del día. Aparte de Huesca, también salen autobuses para Madrid y Barcelona.

 Las desigualdades en aspectos sociales se han incrementado  como consecuencia de la diferencia entre los precios de un medio de transporte y de otro.

  

 En Delicias, si uno quiere viajar a Madrid, hay 16 salidas diarias; 44 euros el Altaria en clase preferente y, si uno se lo puede permitir, 75 euros en clase “Club”.

 

Como ejemplo, si una familia de cuatro miembros quisiera ir a Madrid, entre ida y vuelta se gastaría la friolera de 331 euros en clase popular. Una cantidad prohibitiva para gran parte de la sociedad española.

Sólo un tren económico al día

La información al cliente es todo amabilidad; están completamente informatizados, y cuando te acercas al mostrador tienes la posibilidad de un folletín para cada destino.

Hay cuatro operarios, un servicio personalizado y competente. Le pregunto a uno de ellos si existe la posiblidad de hacer un viaje en tren más económico a Madrid. “Hay un servicio diario -me explica-  de un tren regional, de media distancia, que sale a las 17:25 y llega a las 20:55”.             

 

Tres horas y media de viaje repartidas en siete paradas. Todo eso por 21’15 euros, “estamos que los tiramos”, apostilla con sorna el operario de información. Es la única solución para un viajero no muy adinerado, que quiera viajar en tren y gozar de las comodidades de la estación.

  

El mayor problema que un usuario de Delicias puede encontrarse es la espera de  diez o veinte minutos para coger un taxi, pero eso es un problema de comunicaciones terrestres.”No es rentable la espera que hacen muchos taxis aquí, por eso en momentos puntuales de mucha demanda fallan”, argumenta  un taxista.


Fila para coger un taxi en la estación de Delicias. La espera suele rondar entre los 10 y los 20 minutos

  

La estación de Agreda es otro mundo. Nada más entrar, un olor a sudor te ataca las entrañas; las paredes están llenas de “graffitis”; hay grietas en los techos; y, para colmo de males, los aseos están  sucios. Es un sitio  dejado de la mano de dios, a la espera de la inauguración de una estación centralizada que unifique las siete terminales, un acontecimiento que está previsto para la primavera de este año. Debe de ser por eso que no se restaura nada y  todo permanece en una situación de abandono preocupante.

   

Los precios son más asequibles: “El viaje a Madrid son 12’87, si se coge ida y vuelta te sale por un 10% más barato”, nos informa una operaria saturada de trabajo, ya que resuelve al mismo tiempo las dudas de los ahí presentes y las de la gente que le llama, una y otra vez, por teléfono. La informática apenas ha llegado a Agreda, los paneles informativos no son electrónicos sino intercambiables de material plástico, y uno tiene que ser muy avispado para saber que existe la posibilidad de sacar billetes por Internet, ya que ahí no existe el menor indicio de que las compañías autobuseras ofrezcan esa posibilidad.

“Esperemos que para el 2008 se pongan las pilas los que se las tienen que poner y pongan solución a estos desequilibrios. Con una estación compartida de trenes y autobuses, estas desigualdades puede que se maquillen un poco, y de esa manera, no permitan que el viaje en autobús se convierta en algo marginal”, concluye Carlos.

2 comentarios

Guillermo -

Tienes razón. Corregido.

cacahue -

Un poquito de rigor informativo por favor. Hace ya mas de 2 años que saqué billetes por internet para Barcelona, que para el caso es lo mismo. Desde la pagina web de Agreda para viajes regionales como desde la de Enatcar(Alsa) existe esta posibilidad.